AFP estatal: confusión entre fines y medios

Luis Hernán Paúl

Estoy de acuerdo que en Chile existe un problema con las pensiones, las cuales básicamente producto del aumento en las expectativas de vida de la gente y de la no cotización de un porcentaje alto de trabajadores por períodos largos, son para muchas personas -pero no para todas- bastante menores a sus sueldos antes de jubilar.

Ello, sin embargo, no se debe a que las AFP estén funcionando mal, sino a que hay supuestos y parámetros con los cuales se diseño originalmente el sistema de pensiones en 1981 y/o que se utilizaron en reformas posteriores, incluyendo la realizada hace poco en el gobierno de Michelle Bachelet, que no se han cumplido por diversos motivos, lo que hace que algunas personas reciban actualmente o se proyecte van a recibir a futuro pensiones menores a las proyectadas.

También comparto que el Estado tiene un rol que cumplir en el correcto funcionamiento del sistema de pensiones, tanto en el plano regulatorio y fiscalizador, como en el plano del aporte de recursos para la entrega de pensiones mínimas a los que enfrentan una condición más desprotegida.

Lo que en cambio no coincido es en el planteamiento de que la creación de una AFP Estatal es una iniciativa fundamental para corregir el problema existente con las pensiones. Este es un buen ejemplo de propuestas que confunden los fines con los medios. En este caso, el fin es mejorar los niveles de las pensiones de una masa importante de jubilados a futuro, lo cual es efectivamente algo que no sólo es conveniente sino que necesario, con los medios a ocupar para alcanzar dicho objetivo -la creación de una AFP Estatal.

En realidad -y la experiencia y reformas que se han realizado recientemente en diversos países extranjeros así lo demuestra-, las formas más efectivas para lograr mayores pensiones son elevar la tasa de cotización y aumentar las edades de jubilación. Ambas iniciativas, sin embargo, parecieran ser “políticamente incorrectas”.

Tampoco hay que confundir la aseveración que una baja de las comisiones cobradas a los trabajadores por las AFP permitiría aumentar las pensiones, con la percepción de que con ello se resolvería el problema planteado. En realidad, el desafío existente es significativo y cualquier solución, para ser razonablemente efectiva, pasa por modificar la tasa de cotización y/o las edades de jubilación. En otras palabras, sería bueno buscar nuevas vías para incentivar la competencia en el mercado de las AFP, para fomentar una baja en las comisiones, pero el avance que se podría eventualmente lograr por esta vía creo sería a todas luces insuficiente.

Por otra parte, una AFP Estatal podría fácilmente utilizar mecanismos anticompetitivos para desplazar a las AFP privadas. En efecto, como el servicio de gestión de cuentas previsionales no es algo que los trabajadores demanden por mutuo propio, sino que es una obligación que se les impone por ley, cualquier oferta de comisiones más bajas debiera inducir a muchos cotizantes a cambiarse a la AFP Estatal, para efectos de lograr en el presente una mayor remuneración, aunque sea a costa de una menor pensión a futuro, con el consecuente mayor costo que esto debiera generar para el Estado a futuro.

Algo similar está pasando en el tema educacional donde el fin pareciera ser que todos los chilenos reciban una educación de calidad, con los medios para lograrlo- una gran reforma tributaria para recaudar y poder asignar a la educación significativamente más recursos, llevando además al Estado a cumplir un rol más relevante no sólo en el financiamiento sino que también en la provisión de educación. Nuevamente se trata de un tema complejo que desgraciadamente no pasa sólo por asignar mayores recursos financieros, sino que también por el desarrollo de los educadores y de una institucionalidad adecuada.

Tanto en el caso de las pensiones como de la educación se trata de reformas que es fundamental impulsar, no obstante creo que tan o más importante que se hagan, es como éstas se hagan.